2/12/07

Sacha

Las cosas no empiezan pronto en el bistrot. Pero a eso de las nueve y cuarto, los camareros ya están preparados para recibir a la clientela y Sacha se afana llegando con su cámara y un par de bolsas, cargado hasta los topes.

Rodeado por otros restaurantes más luminosos, más de moda, escondido al final de un callejón, el bistrot se inauguró hace más de treinta años y tiene tanta historia como puede caber en un sitio tan pequeñito. El “pacto de Sacha” que supuestamente firmaron Cebrián y Polanco será o no una leyenda urbana, pero ¿No me digáis que no os lo podéis imaginar aquí?. Se me ocurren pocos ejemplos en la gastronomía madrileña de restaurantes heredados por los hijos con éxito, Sacha es quizá el mejor ejemplo y a nivel nacional, sólo Pepe Solla -en Pontevedra- puede haberlo hecho con tanto acierto.

Sacha Hormaechea, el actual propietario que destila humildad, bonhomía y vida por los ojos, es cocinero, fotógrafo y gourmet. Me parece cuando hablamos, que es tan gallego como el que más, la modestia por delante, el gusto por la conversación –conoce mucho y lo cuenta bien- y una trayectoria vital que traslada a los platos, que creo son como sus latidos; son parte de él . En mis conversaciones con algunos cocineros por España este año, he coincidido con varios de ellos en señalar a Sacha como uno de los grandes hoy por hoy, pero oíd bien, casi siempre me hablan de la persona incluso antes que del estupendo cocinero que reconocen.

El local es pequeñito y coqueto, con una vajilla preciosa y una luz muy tenue que hace que no puedas dejar de pensar que estás en un sitio especial, un bistrot con todas las de la ley. Creo que la primera vez que estuve allí, el entorno me llamó la atención pero ahora no puedo dejar de sentirme muy cómodo en cuanto me siento.

La carta mantiene algunos clásicos perennes y una mayoría de platos de temporada, con sus precios convenientemente reflejados en la carta (no hay sustos). Una vez que uno ha comido por primera vez en Sacha, la elección al volver se convierte en un suplicio. Y a mí me cuesta un potosí elegir entre las opciones: la ostra escabechada (receta del cura de Rianxo), el arroz con setas y perdiz, la falsa lasaña de erizos o de changurro, el milhoja de xoubas, los chipirones en su tinta, unos espectaculares berberechos simplemente abiertos, las patatas con níscalos, los cardos con trufa, las alcachofas fritas, la ventresca con tocino ibérico o los riñones con arroz. Los platos, de deliciosa composición y simplicidad aparente, son los platos de un gourmet.

En esta ocasión nos decantamos por compartir las raciones que sirven ya divididas en dos platos y en este caso tras grandes deliberaciones elegimos el milhojas de xoubas (la cebolla y el pimiento pochado son de nota), la falsa lasaña de erizos (los primeros de la temporada, estallaban en la boca con su sabor y sí, con pasta wan-ton), unos fantásticos chipironcitos, salteados con su tinta, pequeñitos y llenos de sabor y unos espectaculares cardos con trufa en los que la gelatina de los cardos estaba pilpileada con aceite y la trufa negra (¡cómo estaba la melanosporum!) que había llovido en láminas encima de los cardos; la felicidad en estado puro. Por último uno de sus buques insignia, las patatas con níscalos en los que los hongos están salteados con aceite y mantequilla ligando otra vez la salsa, mientras que la patata se presenta entera y asada en el centro del plato.

Acabamos con su tarta crumble de manzana -que me gusta tanto, que acabé aprendiendo a hacerla en casa- con su crema por encima, todo un festín que intento retener en el paladar, pero que, maldición, se me escapa, huye hacia mi memoria donde le he guardado un hueco especial.

No sé puntuar a Sacha, la verdad es que me cuesta tanto como me cuesta aprehender una idea que se me escapa, o coger la luna con las manos. Es un sitio diferente, único, escondido detrás del resto que se mantiene como una llama de calidez y gusto por la buena vida. Con dos dedos de ginebra Giró, hielos gruesos de los que no se deshacen así porque sí, Schweppes y un poco de lima brindo porque dentro de muchos otoños, podamos seguir cenando en Sacha.

Restaurante Sacha
C/ Juan Hurtado De Mendoza (entrada por Juan Ramón Jiménez)
Madrid
Tlf: 91 3455952

227 comentarios:

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Anónimo dijo...

A mí es que para cocinar me gustan otro tipo de vinos, más del estilo del Romanée Conti y similares... Y en lo de los PV, es que no termino de pillarlos (a los monovarietales me refiero), ni ese Casa de la Ermita, ni el Valdepusa... estoy a ver si cazo el Enrique Mendoza, bodega que nunca me ha decepcionado.

Carlos dijo...

Te entiendo El Pollito, es que los taninos del Romanee Conti, enaltecen los guisos :).

enoilógico dijo...

¿y no habéis probado echarle a los postres algún chorrín de Château d'Yquem? En la torrijas queda que no veas.

No hace mucho que me tomé otro Santa Rosa (2002), y sigue estando bien bueno

Carlos dijo...

Es que los cható dyquém vienen últimamente muy flojos Eldiletante.

A mí Mendoza no me emociona especialmente pero... reconozco que son vinos interesantes.

Anónimo dijo...

Que no?!?!?!?!?!? A mí el Santa Rosa y el Shiraz me encantan... cuestión de gustos... Diletante, con el Yquem me saben luego las torrijas a trufa... maldita botrytis!!!

Carlos dijo...

Jajajaja El Pollito, no sé, les daré otra oportunidad, total, voy cambiando de opinión cada seis meses.

La botrytis es asquerosa. Asquerosamente cara.

Carlos dijo...

Qué cómoda fue aquella época en la que uno se tomaba un reconfortante Viña Pedrosa sin esperar nada más. O el 904.

Si es que somos insaciables (y en mi caso pobre, además).

Carlos dijo...

Le han cascado un 100 y top al Clos des Papes del 2005 en el Wine Spectator.

Le daremos una oportunidad.

Gastronomicae dijo...

Como de vinos no tengo ni idea, a ver si me recomendais uno para tomar este fin de semana con mi novia. La cena será surtido de quesos, y el vino no muy caro.

Carlos dijo...

Gastronomicae, a mí me encantó hace un par de semanas una verdejo que se llama Naia, debe andar en los 9 euros.

Por el mismo precio hay albariños más que ricos, prueba el Fillaboa, de los "encontrables" es el más rico, unos 10 euros.

Y si pillaras el Blanco Nieva Pie Franco pues mejor que mejor, estará en los 6 euros.

Como ves, todos blancos, que en mi opinión van muy bien con el vino.

P.D: Yo de vinos tampoco tengo ni idea, pero lo intento todos los días :).

Gastronomicae dijo...

Ligasalsas, lo de la Taberna del Alabardero de Sevilla era broma. Es mejor escuela que restaurante, aunque le quedan cosas por pulir. Yo tuve la desgracia de en mi primer año, la primera semana de estar en la cocina de arriba (restaurante con estrella Michelín entonces) comunicarles la Michelín la pérdida de la estrella. Todo eran caras largas y yo entonce no era consciente de lo que suponia perder una estrella. Si he de ser sincero fue justo.

Gastronomicae dijo...

Ligasalsas a mi novia le gusta mucho el Palacio de Bornos Sauvignon blanc, así que creo que los que me has comentado pueden gustarle, ¿no?

Carlos dijo...

Gastronomicae, tengo buenísimos (pero buenos de verdad) de La Taberna. Pero era irregular, nunca sabías bien qué te ibas a encontrar.

Nosotros íbamos casi todos los días a comer de menú allí.

Carlos dijo...

Sí Gastronomicae, especialmente el Nieva Pie Franco, el albariño supone un salto de acidez, aunque si se supera acaba siendo una gran satisfacción.

A mí también me gusta mucho el Palacio de Bornos.

Gastronomicae dijo...

El problema del menú es que cada semana te lo hace un alumno distinto. Allí tenía una semana teórica y otra práctica de modo que cocinabamos semana si, semana no. cada semana que llegabas cambiaban el menú, te cambiaban de partida e incluso de restauarnte (personal, bar, gastronómico, bistró) así que el principio de semana era algo irregular. Lo mejor es que es muy real, se trabajan festivos, fines de semana, navidades, ferias... cuando sales ya sabes lo que te espera.

Anónimo dijo...

A ese tuétano al horno le sobra el huevo, en vez de 180º le metes 120º y sale igual de jugoso,de colesterol ya va sobrado,con un poco de sal ahumada y un toquecillo de polvo de senderuelas mejor todavia , la trufa la reservo para hidratos de carbono con menos sabor,por ejemplo para una rebanada de pan negro con mantequilla y sal,ó para unas patatas cocidas con manteca y sal

Carlos dijo...

¿Cómo haces el polvo de senderuelas Yerga? ¿Las desecas en el horno?

Anónimo dijo...

no, las deseco en una superficie sin poros, una bandeja metálica ó de plástico ,sin que se toquen , la calefacción casera , sin mucha potencia ,es más que suficiente.

Carlos dijo...

Y antes de que se me olvide, la combinación de trufa y cardo, buenísima.

Anónimo dijo...

Pues si, combina la verdad, pero ¿merece la pena gastar la trufa en el cardo? , por si mismo es exquisito, con un poco de almendras y jamón es sublime, y muy barato.
A mi me gusta utilizar la trufa con productos sin mucho sabor, por ejemplo el pan ó la pasta, con el precio que tiene creo que es lo más apropiado.

Carlos dijo...

Yerga, pues... no sabría decirte, no tomo mucha trufa habitualmente.

Pero te digo una cosa, la combinación era espectacular. El cardo por sí sólo hubiera estado muy bueno, pero así estaba de hacerse bocatas.

Anónimo dijo...

gastronomicae amén de los verdejos que te ha comentado ligasalsas, para mí los más interesantes junto al José Pariente y el Basa (sí, el Basa, a mí me ecanta a pesar de que a mucha gente le parece muy simple), si le gusta la sauvignon blanc apunta el Gramona Sauvignon Blanc, tiene algo de barrica, poquita, y está muy muy bueno.

A mí lo que me duele es no haber tenido conciencia hace cinco o seis navidades cuando le regalaron a mi madre una caja de 3 Valbuenas... ahora pienso que me las tenía que haber trincado por si acaso algún día me pudieran gustar...

Carlos dijo...

Sí, el José Pariente está también muy rico.

Y el A priori que distribuye Coalla es un cava estupendo, fresquito, ideal para compartir con tu pareja y con quesos.

Anónimo dijo...

Y a mí también me gustan mucho los vinos de Palacio de Bornos, de hecho siempre que voy al pueblo de mi padre paro por Rueda y compro. Recuerdo que mis padres siempre han parado allí a comprar vino para una cuba que tienen en la bodega de casa. A mí me molan especialmente el básico, el fermentado en barrica, que descorché el otro día uno de 2005 y está genial, y el blanco semidulce de Sauvignon blanc, con unos precios rondando los 5 euros, son siempre una genial opción. Y la parada en la bodega tiene el añadido de la tiendecita de productos típicos y la barra donde tomarte un vinito y un montadito de buen Ibérico.

Carlos dijo...

¿Qué precio tiene el f.b. de Bornos El Pollito?

La parada es la más típica en la N-VI... hasta llegar a Sanabria, claro.

Anónimo dijo...

Tendré que probar ese cardo...

Anónimo dijo...

Ufff, no recuerdo exactamente ligasalsas, lo compré hace dos veranos, pero creo que rondaría los 6-7 euros...

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