3/7/07

Gastronomía en la T-4

De repente y en un retraso de esos tontos y habituales, hete que me encuentro en la T-4 de Barajas ¡Y con nada menos que una hora sin nada que hacer! Así que me decidí, como si fuera un cerdito trufero, a buscar esas joyas gastronómicas que los aeropuertos prometen en la publicidad de las revistas de los aviones y que se encuentran sin duda escondidas entre docenas de perfumes y complementos.

Empezando por un café claro. La tienda que más me llamaba la atención, es este Cafriccio, "dedicado a los sibaritas del café", apariencia atractiva, bonito rótulo y frases de alabanza al buen café y a la necesidad del ser humano de tomar un buen café. Pues será en otro sitio, porque aquí el café es lamentable, ni aroma, ni sabor, ni nada. ¿Cómo es posible que en Fiumicino y en general en toda Italia hagan un café excelente utilizando un simple Illy y aquí en España sea casi imposible encontrar uno medio decente?

Al menos noto el efecto de la cafeína que tensa mis músculos y me centra en mi noble objetivo. El concepto de gastronomía que ofrecen los aeropuertos no es otro que el de delicatessen, el de glamour; falso glamour que uno se quiere creer porque Sinatra te seduce cantando Fly me to the moon. Quién se puede resistir.

Así vemos en Aldeasa botellas de riojas y de ribera del duelo perfectamente presentados, vino de gama media en general bien cobrado y casi siempre de zonas donde las viñas no producen, mean. Mejor suerte hay para los destilados y oportos, donde se puede encontrar el huidizo Sandeman, que creo que ya no se sirve a grandes superficies, lo mismo que Whiskies y alguna ginebra de buena calidad. Más de lo mismo en The Shop, marcas de vinos repetidas mil veces y una oferta de dulces ¿artesanos? que echa para atrás al más pintado. Alguna botella de L'Estornell y chocolates de Godiva mejoran la mediocridad de la tienda.

Y por fin, llego al sitio más interesante, Sibarium, encontramos entre su oferta enológica al raro Usatges de Alvaro Palacios, la del 2003. Ojo, no digo rico, digo raro, por suerte a su derecha se encuentra la botella de Les Terrasses con lo cual uno tiene una oportunidad de dos de acertar si va a tientas. Incluso un Flor de Pingus encontramos en otra selección demasiado conservadora orientada a gente que busca "un rioja". Aceites de alta calidad como el Abbae de Queiles y un surtido de quesos y chacinas que no recomendaría ni para cocinar.

Y así, mientras descifro el balbuceante inglés de la señorita que me informa por megafonía, descanso de la decepción leyendo un trocito de Chandler que hubiera sido feliz entre tanta botella, gastronomía de la buena, en forma de gimlets servidos por rubias platino y frases de 13 palabras, que te disparan en ese punto exacto, que hace temblar a la vez el corazón y la cabeza. El me sopla al oído que los ingleses tienen una frase para cada cosa y los muy bribones casi siempre tienen razón: Gastronomía en la T-4, "a contradiction in terms".

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi la mejor opción gastronómica en la T-4 son los clásicos sandwichs de Rodilla de queso con tomate ,vegetal y ,sobre todo ,ensaladilla,no lo digo por provocar ,de verdad lo pienso.

Anónimo dijo...

Ligasalsas, ¿te fijaste en los precios de Sibarium? Son de coña. El Flor de Pingus que mencionas, por ejemplo, estaba a más de 200€ (un vino que encuentras a menos de 70€).

Carlos dijo...

Son surrealistas Numeritos, te encuentras vinos más o menos a un precio normal -creo que Les Terrasses a 20 euros- y luego un vino triplicado como en el caso que tú comentas. Es una tienda en la que NO conviene comprar a menos que uno se conozca de memoria los precios. Por otro lado igual que en Aldeasa o The Shop.

Yerga, no sólo estoy de acuerdo contigo con lo de Rodilla, sino que además visto lo vergonzoso (por malo y escaso) que es el catering del puente aéreo de Iberia voy a empezar a llevármelos dentro del avión. ¿Cómo es posible que en un vuelo a las 2 de la tarde se acaben los bocadillos en la fila 7?

Anónimo dijo...

Lo del puente aéreo es demencial. Eso mismo que cuentas de los bocadillos me pasó a mi hace unos días, también a medio día. Con la horita de retraso de rigor (esperando dentro del avión, claro) llegué a Madrid con más hambre que el perro de un ciego.

Por lo menos es barato :)

Anónimo dijo...

Interesante tema el de los aeropuertos. Se trata de una constante en todos los que he visto hasta la fecha (y ya van unos cuantos...): poca variedad en la oferta gastronómica.

Las opciones que ofrece la T4 en comparación con algunos (¿qué me dices del Charles de Gaulle?) es una maravilla. Lo del bocata o bocata es una constante. Lo más diferente que recuerdo fue en el aeropuerto de Lisboa, en el café Harrods, donde aparte de tener los bocatas de turno (aunque más grandes de lo que se suele ver por ahí), tenían platos del día, como un "bacalhau com natas" que no tenía mala pinta, por cierto...

Y respecto a la comida a bordo... vamos de mal en peor. Ya que lo vas a pagar, por lo menos asegúrate de tener lo que ofreces en el menú (y más en vuelos que tienen lugar en horarios de comida o cena). El ruido de las tripas del pobre viajero que no ha podido tomarse un pinchito antes de subir al avión puede hacer que tu vuelo sea aún más largo.

Anónimo dijo...

Yo recuerdo en el aeropuerto de Lisboa haber comido decentemente, no sabria explicaros como se llamaba, pero en medio de los pasillos en zigzag que llevan a las terminales de salida de la parte de arriba y creo que pasado un McDonalds habia a la izquierda un restaurante en el que se comia decentemente.
Quizás era el hambre con el que llegaba allí, la hora de diferencia y eso de apurar el trabajo hasta el ultimo segundo me hace recordar mis viajes a Lisbon como un cumulo de sueño y hambre y de pánico a los taxistas.

Carlos dijo...

Wombat, es cierto que el CDG es un desastre, pero me alucina que en la T-4, recién puesta, no haya ni un solo restaurante que merezca la pena, ni uno.

Ramontxu yo de Lisboa recuerdo a esos taxistas... y lo mal que he comido -en general-. Allí sí que me ha sido siempre difícil acertar.

Y es que no soy un fan del bacalao precisamente.

Anónimo dijo...

Lo de la oferta gastronómica de los aeropuertos, salvo gloriosas excepciones (recuerdo un maravilloso desayuno en el aeropuerto de Singapur, con los huevos hechos en el momento y “al gusto”), es lamentable. Y el “catering” de los aviones, en general, raya el código penal: en el último viaje que hice en avión, ni corta ni perezosa, me llevé dos estupendos bocatas: uno de pa amb tomaquet con tortilla francesa y jamón ibérico en media baguette y en la otra media, torta del Casar y cinta de lomo… memorables, y con qué cara de envidia me miraba el resto del pasaje con sus bandejas delante… deberíamos hacer todos lo mismo y volveríamos a esos tiempos memorables de los trenes en los que cada uno sacaba su “merienda” y ofrecía al resto de los viajeros… ¡qué bonito!.

Carlos dijo...

Pues si se re-instaura ese nuevo modelo "a-lo-paco-martínez-soria" de catering aéreo, yo pienso llevarme mis imbatibles filetes empanados con pimiento asado.

Eso sí, me veréis en la cola husmeando el catering del personal para elegir asiento convenientemente. Ni que decir tiene que la cinta de lomo con torta del Casar me haría irrumpir rápidamente en la facturación -plato fácilmente detectable por el "aroma"-.

Palomares dijo...

A mí me hierve la sangre especialmente lo del café, es que no entiendo por qué es tan difícil hacer un café bueno. En fin.

Yo en Lisboa he estado dos veces y me he puesto como el perico. Claro, allí no voy a cosas muy finas. Aunque un año encontramos un restaurante en el Chiado que estaba muy bien. A ver si me acuerdo del nombre en algún momento de estos.

Palomares dijo...

Ya me he acordado: Stasha, se llamaba.

Carlos dijo...

En Portugal es especialmente bueno el café, se ríen del nuestro y con razón.

En cuanto a gastronomía es un sitio donde se sirven habitualmente raciones pantagruélicas y donde he tenido la mala suerte de no dar ni una.

José Antonio, me apunto el sitio, he leído que está en el Barrio Alto, mi favorito, espero tener la suerte de revisitar Lisboa este otoño. Así que ahora ya "madurito" (por no hablar de interesante) seguro que valoro mejor :).

Y lo de que ya no haya que cambiar a escudos no me diréis que no es un gran avance -aún tengo en casa unos cuantos por si los queréis-.

Anónimo dijo...

Yo voy a ir por allí este verano tres o cuatro dias, me apunto el nombre de ese sitio y con gusto cualquier otra idea que podáis aportar.

Desde luego el café no tiene nada que ver con el nuestro, lo del torrefacto no deben saber ni que es.

Y en cuanta a las raciones, dices que son pantagruelicas, pero es que ellos tienen por costumbre solo tomar un plato, no dos como hacemos nosotros, por eso si vas y te lias a pedir primero y segundo sales buscando un banco a la sombra donde tumbarte un rato.
Además como el sitio es fresquito ;-)

Anónimo dijo...

Hola,

Por si os sirve de algo, hace poco estuve por Lisboa, y cené en dos sitios interesantes.

El primero, se llama Restô do Chapitô, y aunque la comida no es gran cosa, el sitio es muy bonito, con unas preciosas vistas del río. Está cerca del Castillo. Mucho guiri, pero está mejor que esos restaurantes cerca de la plaza del Rossío.

Y otro que puede ser interesante es uno que se llama Mal Amanhado. Es un restaurante más tradicional, y preparan un bacalao muy rico en una teja, y también los filetes de pulpo empanado, con arroz (servido aparte) merecen la pena. Yo tomé unos choquinhos que eran muy buenos, pero se les fue la mano con la sal... Tienen página web (www.malamanhado.com).

Además, un compañero portugués me ha recomendado Tromba Rija (es de buffet), O Poleiro (comida tradicional), y Espaço Açores (comida típica de Azores).

Carlos dijo...

Gracias Wombat, lo pasaré a mi cuaderno azul para próximas y -espero- cercanas visitas.