23/5/07

Albariños ¿Longevidad juvenil?

Tras un día duro, me acerco por la peatonal zona de Huertas a la UEC (Unión Española de Catadores). Granizo, lluvia, chuzos de punta. Pero no importa, cata y de albariños con muchos años. Era como abrir un regalo, como leerse el último libro de la colección de los Cinco cuando uno tiene doce años, era una esperanza y una ilusión, un terreno por descubrir que nadie ha recorrido antes.

Total que me llego a la calle Lope de Vega y me calzo el proverbial pincho de tortilla que me permite aguantar la cata con hombría y poco uso de la escupidera -por aquello de forrar el estómago-. Siete vinos, siete, diferentes viñas, añadas y filosofías si me apuran. Vamos que más que una cata vertical, era una cata vertiginosa.

La albariño fue la gran esperanza blanca al final de los 80 y durante los 90. Como todo lo nuevo, como le pasó a la ribera del duero o como lo pasará a Jumilla, tuvo su correspondiente reacción en contra, porque hasta el jamón cansa. Y así durante los últimos años, lo que "mola" es decir que los Riesling son mucho más complejos, que los Loira son algo estratosférico y mucho más baratos y que estos vinos están sobrevalorados en precio. Y encima llega Janice Robinson y dice que la mayoría de los albariños son decepcionantes -después de haber dicho unas 100 veces que era la uva blanca más interesante del nuevo mundo vinícola-. De Parker sabemos poco al respecto, porque delega mucho en lo de las catas y eso es tanto como decir que no te apetece.

Pero claro, por otro lado, no hay vino español que en porcentaje se venda de igual manera fuera de España. O sea, los ingleses se calzan la mitad de la producción gallega. Y ojo, los ingleses de esto de beber, saben.

Así que empezamos a descorchar y a descorchar botellas, empezando por el Valdamor 2004. Muy poético el origen del vino, dos jóvenes campesinos de familias enfrentadas, plantaron una cepa, bla, bla, bla... Al menos la historia acabó bien y no como la de los italianos. Pues bien, la historia era mejor que el vino; cerradito en nariz, con una acidez bárbara, tenía su fruta y hasta un poquito de flores... pero decía poquito, o casi nada. Fracaso, hay muchos albariños del 2005 más interesantes.

Seguimos por el Brandal 2004, vino hecho con "maceraciones prefermentativas", vamos que maceran con hollejo, como todo vino moderno que se precie. La etiqueta no lo decía, pero llevaba su roble americano y por consiguiente su vainilla y su coco en la chepa. Sí, compota de manzana, flores marchitas, fruta compotada y sí la complejidad de esa maderita... pero ¡ay! otra vez demasiada acidez. El vino mejorará en un par de añitos, pero hoy por hoy no es una opción.

Siguiente que éste no nos ha convencido, Albariño de Fefiñanes III, año 2002. Ostras que susto, ésto son palabras mayores, aunque sólo fuera por lo bonito que es el pazo de estas gentes en Cambados y los años que lleva esta gente haciendo vino (aunque digámoslo de una vez, los de hace 15 años eran un asco). Cerrado en nariz para empezar y también muy ácido, pero no estuvo del todo mal, con cuerpo, bien estructurado y con la acidez bien compensada. Pero claro 25 euros... Se me ocurren un par de vinos mejores por ese precio.

Se acaban las galletitas, pero alguien tiene que hacer este trabajo. Lagar de Cervera 2003, vino modesto, precio moderado 10 euritos de nada, acidez bien matizada por la botella, flores, higo, herbáceo, ligero amargor final. Un paradigma del albariño que uno esperaría encontrar. En otras palabras, estupendo y con una relación precio fantástica. Este sí, mira tú, me lo apunto en mi cuaderno azul.

Y salió de chiqueros una de las estrellas, el Fillaboa del 2003. Oro viejo, floral, herbáceo, muy intenso en nariz. Todo expectativas que se derrumbaron en la boca donde resultó plano, aburrido y poca o ninguna complejidad. En fin, que como guardo muy buenos recuerdos de otras añadas de este vino, no me atrevo a seguir hablando mal de este vino, igual fue esta botella o igual fue el exceso de colines y galletas.

Como, por supuesto, quedaba lo mejor, pongo la mejor de las copas, la más brillante para recibir al Bodega de Rei 2001 (de Bouza do Rei), una de mis bodegas favoritas. Lo pruebo y primero mi parte analítica (o lo que queda de ella), me dice que está pasado, que ha perdido amplitud, que la acidez ya no lo aguanta, que sólo le queda la dulce entrada en boca y que se va cayendo como un pajarillo sin alas según va pasando por la boca. Pero luego mi parte visceral (de la que queda cuarto y mitad), me dice que está rico, que este vino con unos percebes entraría en raciones de a un decilitro el movimiento de codo. Será que estoy condescendiente, pero a pesar de saber que éste vino tuvo épocas mejores me parece un muy buen vino.

Con la curiosidad a flor de piel, abrimos el Tempo de Don Pedro Soutomaior de 1999. Ojo, estamos hablando de uno de los primeros vinos que le puso barrica al albariño, con una campaña publicitaria sin precedentes. Este mismito, me lo tomé en el entorno del 2003 y me supuso un shock. Tostados, herbáceo, balsámico, nada que ver con lo que yo conocía y de hecho, en aquellas no me gustó demasiado. Pues bien, ahora sigue conservando los tostados y las hierbas, pero sólo en la nariz, donde es bien complejo, porque en boca está evolucionadísimo, pasado en una palabra. Ha perdido la complejidad y en el contexto de la cata, se parece al resto de los albariños como se parecería una verdejo. Una rareza y además pasada de fecha, un elefante en una cacharrería.

Seguimos y seguimos porque, como siempre, es en el sexto toro donde se cortan las orejas. Abrimos el Gran Bazán de 1996. Otra de mis bodegas favoritas, que nos ofrece un vino con muchísima complejidad en nariz, pero del que no pude tomar más que un sorbo. Goma quemada es el defecto que menos trago (ligeralmente) en el tema de vinos y con este vino uno tenía la sensación de estar oliendo el asfalto de Silverstone después de una carrera de F-1. Una pena.

Y por último el La Val de 1995. El primer albariño que yo tomé de la mano de Juan, el estupendo maitre de el Ponteareas madrileño (los dueños del Portonovo, Moaña y Ponteareas son los dueños de esta bodega). Estoy casi seguro de que esta añada, la del 1995 debí tomármela en 1996, así que me hizo ilusión. El vino estaba hecho un desastre, compota de manzana, poca acidez, desestructurado, mucho sabor a avellana. Algo así como un mal amontillado, algo así como un vino que se ha muerto.

¿Decepcionante? Sí. ¿Cubre esta cata lo que se está haciendo ahora mismo en Galicia? No. Hay varios vinos con fermentación en barrica que están mucho más ricos que los aquí comentados (el de La Val sin ir más lejos o el Zárate Pago de El Palomar). La fermentación en inox. también está funcionando estupendamente en alguno de ellos (el Selección de Añada de El Pazo de Señorans, hacerse, si uno es pudiente, con un 2001).

En otras palabras, buen intento por parte de la UEC, pero mal tirado. Habrá que volver a probar.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

He hecho varios experimentos costosos en esto de envejecer albariños y tengo que decir que... salvo contadas excepciones, es una pérdida de tiempo y de dinero.

La mayor parte de los albariños no pasan de ser vinos agradables para su consumo en el segundo año. A partir de ahí tienden a la oxidación o la boca se les va al garete. No sé si es debido a la utilización de levaduras, a la falta de acidez natural que se corrige de forma adicional o a una característica varietal, pero hay muy pocos que estén mejores en el tercer año que en el segundo. Y lo he comprobado por la vía dolorosa (comprando para luego tirar por el fregadero).

Hay excepciones. Lusco es siempre el vino más mineral y el que pienso que tiene más estructrua de todos los Rias Baixas. Fillaboa Selección Finca Monte Alto es otra. Y Veigadares es el tercero (un 2002 tomado hace dos semanas me pareció apoteósico). Quizá Pazo de Señorans Selección de Añada podría añadirse, pero nunca he terminado de cogerle gusto a los vinos de la bodega. Qué se le va a hacer.

Abrazos,

pisto

Carlos dijo...

Tienes razón Pisto, cómo se me pudo olvidar el Veigadares. Me parece un vino fantástico, de los mejores blancos españoles. Yo me tomé el 2003 hace unas semanas y estaba de hacerle una ola.

Yo creo que cada vino tiene su "muerte" que dirían por el sur y el de los albariños es a los dos o tres años, cuando han corregido parte de su acidez en botella o inox. y cuando su mayor encanto, que son sus flores siguen a tope.

Son unos vinos fantásticos, para mí, sin comparación en España, pero pedirle otra cosa a esa uva es pedirle peras al olmo.

Lo cierto es que no me imagino en el Pepe Vieira tomando algo diferente de un albariño (espero que tenga el Pedralonga en catálogo).

Anónimo dijo...

Jolin, vaya decepción de cata, no sé si para hacer algo así mejor lo hubieran enfocado desde otra perspectiva, no? De los albariños con una cierta "edad" me parece muy bueno el Pazo de Señorans Selección de Añada (a pesar de Pisto...jeje), pero claro, con el precio que tiene... podría estar malo!!! A mí personalmente me gustan muchísimo, como los Rueda, sobre todo aquellos sin barrica, y he encontrado gratas sorpresas en bodegas a priori anónimas, con una, digamos "clase media" muy interesante. Vinos sobre 4 euros con unas prestaciones importantes. Eso sí, también grandes decepciones, como el Lusco, que no termino de pillarlo...
Como todo en esta vida, cuestión de gustos.

Anónimo dijo...

LIGASALSAS

Enhorabuena por tu blog al que ya me he asomado algunas veces. Me parece fresco y muy actual.
Sigue así que te necesitamos.

Carlos dijo...

El_Pollito, en mi opinión la albariño es la uva con diferencia más importante del panorama de los blancos españoles, la cosa mejorará cuando no hagan "mear" a las viñas, pero serán todavía más caros. La verdejo es muy regular, merece la pena probar los rueda aunque hay demasiada mediocridad en el camino.

Picasso, me alegro de verte por aquí. La idea es tratar la gastronomía en sentido amplio, cosas pequeñas o grandes siempre que nos aporten algo.

Anónimo dijo...

El problema de los Albariños es la gran variedad de añadas, hay una buena cad 8-10 años, pero eso si, cada año sube más el precio independientemente de si la añada sea mejor que la anterior o no.

El último Albariño que realmente me ha gustado ha sido el Do Ferreiro Cepas Vellas 05. Realmente magnífico.

El Tempo es un tablón insufrible.

Carlos dijo...

Otra cosa que me preocupa de esta zona es la facilidad con la que están subiendo de precio por el simple hecho de meter barrica. Ayer me pasé por la tienda Juncal de Pontevedra de la que os había hablado en otras ocasiones y vi no menos de cinco vinos gallegos-algún ribeiro incluído- cercanos a los 30 euros.

¡30 euros sin haber demostrado nada y en su primera presentación al mercado! No, si al final acabaré pensando que el As Sortes era barato.

Anónimo dijo...

Valdamor 04 no lo he probado pero el 05 está muy bien, incluso el Cosecha Selección 04 está estupendo.

Veigadares 05 está fenómenal y coincido con nopisto en que el Cepas Vellas 05 está fantástico, el mejor de todos.

También coincido con todos en que, en general, están muy subidos de precio.

Anónimo dijo...

hola ligasalsas,

me encanta tu blog.

¿Qué me recomendarías en Madrid? Sitios de todo un poco, perode comida tradicional...gracias y sigue así!

Anónimo dijo...

Parece que el restaurante Zaranda se consolida.... me alegro especialmente, ya que es un sitio que me gusta con una cocina muy auténtica y personal

http://www.elconfidencial.com/ocio/indice.asp?id=4689

Carlos dijo...

Suquet, Zaranda "como tú y yo sabíamos" (homenaje, véase), está muy bien. Está quizá ligeramente cargado de precio, pero merece la pena hasta el fondo.

Le han tenido que dar una estrella y ha tenido que cambiar de local para que la mayoría de los críticos de periódicos nacionales le quitasen la lacra que le pusieron al principio.

Un bluff según dijeron.