19/8/18

16 agosto, el ocio en Pontevedra

Una de las cuestiones fundamentales que hay que resolver en las ciudades de provincias es qué hacer con el tiempo de ocio. En Madrid está chupado, uno lo pasa en un par de atascos y si le sobra visita el Prado o va a ver ópera.

En el norte de España han resuelto este problema a base de gastronomía. Siempre me fascinó el hecho de que los emigrantes gallegos de Orense, inmensamente ricos y ya mayores, volvieran en agosto a su tierra en aviones privados a comer marisco. No al alterne ni al exceso salvo que por tal se tenga echar la partida, que siempre fue una excusa para tomar licor café mientras hablas de más comida y de tu infancia.

Yo debí haber dirigido la sucursal del Banco de España de Pontevedra, pero llegué algo tarde. Hubiera en ese caso disfrutado de Juncal con desmesura. Un ultramarinos maravilloso, hecho para viajar entre un océano de conservas y el mejor cerdo ibérico; entre todo lo de hace falta para construir un caldo gallego excesivo, descomunal, sabroso, capaz de disipar brumas y de crearlas aún más profundas. De darle sentido con los mejores vinos y licores a un domingo. Y luego está ese olor, el de la tienda de conservas, indefinible pero que cualquiera reconoce, aquí refinado por la nobleza de la chacina.

Pero llegué tarde, y ya no me llamarán Don Carlos en las cafeterías de la Michelena. Tampoco sortearé el atasco de las diez en los soportales.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muchas Gracias Don Carlos, una pena no poder disfrutarle en invierno por Pontevedra, el frío invita a una gastronomía mas contundente. Preciosa descripción de nuestra tienda, una de las cosas que mas llama la atención y gusta a nuestros visitantes es el olor de la tienda, esperemos mantenerlo muchos años.
Un saludo

Carlos dijo...

Lo del invierno espero resolverlo pronto. Guardad el olor.