4/8/18

4 de agosto, La moda ideal

Pontevedra ha sido ciudad de
funcionarios, bares y tiendas al minorista. Las tiendas están desapareciendo a ojos vista. Tocadas por la edad e internet, por las grandes superficies. Hasta por la mala suerte.

Fue el caso de La moda ideal que hace un par de años ardió. Estaba en una esquina bajo los soportales de la plaza de la Herrería, un pequeño comercio fundado a finales del XIX en un edificio precioso que vendía unas telas, un género estupendo. Todo buen gusto, desde el nombre. Un símbolo hasta en la manera de consumirse.

Apenas a unos metros, partiendo de la Herrería, está la Rúa de San Román, mi calle favorita de Pontevedra. Desde la imprenta y librería Pueblo, que mantiene esa deliciosa y desasosegante mezcla de olores del papel de los libros y el plástico de las carteras escolares nuevas -el olor del primer otoño- a la extraña y a su manera hermosa farmacia de Eiras Puig, la primera botica de la ciudad, también del XIX. Una época en la que Pontevedra recibió inmigración catalana que trabajó los salazones, el bacalao y los licores, pero sobre todo la  sardina. En Bueu queda el museo Massó para dar fe.

Pero sin duda hay dos lugares donde merece la pena detenerse. El primero es la cuchillería y paragüería La Orensana, ya cerrada pero que dejó su colorista cartel -así es cómo el comercio está dejando su firma en las ciudades. Y sobre todo queda la Cerería de San Román; el olor a incienso y cera, su escaparate lleno de exvotos y símbolos con aroma a santería.

Ataré el final de la morcilla como la empecé, con una mercería: Apenas a unas decenas de metros, en la Plaza do Teucro, está el bar La tienda de Clara, que fue en el rodaje de Los gozos y las sombras el comercio de Clara Aldán, o sea de Charo López, porque me es difícil pensar en otra Aldán. Un buen bar para iniciar hoy la noche de peñas en la que centenas de adolescentes van a arder entre el calor y el alcohol para celebrar que empiezan las fiestas de agosto, la Peregrina.

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