Hace treinta años, Fuencarral todavía no había sido invadida por Madrid a golpe de ladrillo. Era típico en aquellas ir a comer conejo al pueblo, conejo al ajillo para ser exactos. Muchos inviernos y mucha inmigración después y tras ser engullida por el gigante, Fuencarral sigue manteniendo dos templos gastronómicos: El Mesón de Fuencarral y Casa Pedro.
Desde aquellas, el conejo ha desparecido de las cartas de los restaurantes españoles de manera sorprendente sustituido por pichones y vieiras descongeladas. Fue un manjar después de la guerra, pero en la actualidad ha sido desplazado de la alta cocina, como los extremos del fútbol. Es un producto fácil de encontrar en los supermercados, grande y gordo como Ronaldo tras años de crianza en la Castellana, un mendigo de tomillo y romero en los guisos, porque de dentro ya le sale poco.
Mientras la cocina en Madrid se fusiona de manera imparable con la gente que llega, como el agua caliente con el te, sin haber llegado todavía al nivel de sofisticación y fineza, al que sin duda llegaremos por el potencial de los ingredientes, en Casa Pedro se mantienen muchos de los platos que son el santo y seña de la cocina madrileña incluyendo el mencionado conejo. No hay mejor contradicción con la realidad social que se impone en Madrid y su periferia, que la que podemos encontrar en este restaurante, tradición castellana en un pueblo inundado por la inmigración.
Pedro Guiñales mantiene esta casa tricentenaria –sí, habéis leído bien- con dignidad. Ha completado el restaurante con una bodega que está en el edificio adyacente que, intuyo, debe ser su orgullo. Botellas descorchadas de Petrus y La Tâche en sus paredes y Vega Sicilias escoltándolos, mostrándole al cliente el potencial de la bodega que se encuentra dos plantas más abajo –merece la pena darse una vuelta por ésta-. El restaurante, decoración castellana, está casi lleno en domingo a la hora de comer, clientela casi toda habitual con la que Pedro y su familia tienen un trato familiar. No es esa familiaridad que molesta, es la otra, la que da gusto ver y que cada vez es más rara.
Estupenda carta de vinos, no podía ser menos, con un muestrario de riojas que apabulla. Se echa de menos un poco más de variedad en otras zonas de España –ay, qué escasez de vinos manchegos-, elegí un Remelluri Reserva del 2004 -24 €-. No quedaba y me ofrecieron uno del 2000 al mismo precio, parece ser política de la casa por lo que pude ver que uno salga satisfecho.
Ricas las alcachofas rehogadas con jamón, que podrían ser de lata –un último regusto ácido las delata-, aún así si lo son, serían de conserva de mucha calidad. Buen aceite y abundante jamón por 5,50 euros. Un poco menos rico el chorizo al vino -6 €-, demasiado guisado/frito; chorizo de excelente calidad, casi lomo, que sobrevive con dificultad a los excesos. Como guiso de la casa unos judiones con carne de vaca que tienen una pinta excelente y muchas referencias a casquería –manitas de cerdo, riñones o sesos-, cada vez más difíciles de ver.
Y aunque venía a comer conejo al ajillo, el olor a cordero asado me hace cambiar de opinión. Notable paletilla de buen churro lechal -19 €-, sabor a leche, crujiente y ahumado; del día, aquí no hay engaños. De lo mejor que he tomado en Madrid, un puntito por debajo del mejor que he tomado en Burgos este año, un poco sosas las patatas a la panadera que la acompañan. Bien el rabo de toro -14 €-, abundante y bien estofado, sin excesos de vino. Es una cocina que busca abundancia y buenos acabados y quizá no sofisticación en las presentaciones y acabados.
Para acabar una leche frita -4,75 €- que es la mejor que he tomado desde que volví de Sevilla –en el Becerrita-, crujiente por fuera, cremosa por dentro y con regusto a limón. Buen producto y abundante, todo rico o muy rico y la sensación de que hay cariño y mucho trabajo detrás de este restaurante. Volveré pronto, a probar su conejo al ajillo, su casquería y a navegar en su bodega.
Puntuación: 6,5
Emoción: 6,5
Restaurante Casa Pedro
Calle Nuestra Señora de Valverde, 119, Fuencarral (Madrid)
Teléfono 91 734 02 01
9/9/07
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12 comentarios:
Apuntado queda este sitio.
vivo en leganés y antes existían tres sitios como el que comentas. La especialidad era el conejo, preparado de varias maneras. Ahora esos sitios ya no existen y sinceramente, no encuentro ninguno donde lo hagan.
Nuff said
Por cierto, ligasalsas, comentas en el blog anterior que a tu señora no le gusta el vino, lo que deduzco que cuando salís tú eres el único que lo toma. Tengo dificultades para encontrar restaurantes con suficientes variedades de vino por copas y no me atrevo a tomarme una botella entera ante la posibilidad de ponerme un puntito y luego de que me pillen. Cuál es tu secreto?? te llevas lo que te sobra?
Saludos
nuff said
Aunque sea a post pasado...
Acabo de comerme mi tupperware con un escabeche de lubina (también prefiero el pescado azul, pero tenía que dar salida a una lubina, tras surgirme un plan para comer ayer fuera de casa) elaborado siguiendo la receta del anterior. Oye, estupendo. Ha quedado la mar de rico. Lo repetiré (aunque uno no es un cocinillas, me defiendo...). Gracias! (Tb al El Pollito; sin sus comentarios no se me habría ocurrido escabechar la lubina ni aprovechar, de paso, unas pocas judías verdes que tenía en la nevera)
Me alegro un montón Fartón, esto de cocinar es ponerse... a mí tampoco se me hubiera ocurrido utilizar lubina, pero parece que debe funcionar bien.
Además en lo del escabeche si uno se pone... puede ir haciendo pavo, pollo, conejo o mejillones por ejemplo.
Nuff, si queda un tercio o más de la botella -ejem- y es un vino de gama alta, sí que me la llevo. Este verano sin ir más lejos con un Do Ferreiro Cepas Viejas que no iba a dejar en el restaurante, demasiado rico.
Si la cosa se pone mala, paseíto reparador :).
Sin desmerecer el conejo de Casa Pedro, por la sencilla razón que nunca lo he probado, os recomiendo vivamente el de La Fuencisla en Mostoles y el conejo al ajillo de El Goloso en la cr. de Colmenar Viejo ,fantásticos los dos, este último sitio tiene ademas un menú de 12 eur de lo más digno
Yo el vino me lo llevo sin ningún problema para casa, a no ser que quede un culín. Aquí en ASturias incluso hicieron una campaña al respecto, y desde entonces parece que ya no me miran como un bicho raro
Un buen conejo al ajillo lo ofrecen en la Terraza La Cañada, en el pueblo de Pinilla del Valle. Un sitio modesto de raciones pero con espectaculares vistas sobre el embalse que lo hacen merecer una visita(creo que sólo abren los fines de semana y festivos. Me ha quedado un poco de publireportaje, pero no tengo vinculación alguna con el local.
En Madrid, en una pollería en magallanes, 44, pueden comprarse lomitos y chuletitas de conejo despachadas con la habilidad de un cirujano.
Yo ya no me corto pidiendo la botella. De hecho si sé que me va a sobrar desde el principio, pido que me guarden el corcho o que se busquen la vida. Raramente lo hago porque raramente sobra pero...
Yerga, yo creo que en El Goloso es donde ponen unas migas que quitan el hipo... eso me da una buena idea para un tema.
Carlosml, esa excursión pinta estupenda, he estado en la página web del pueblo y parece bonito. Con lo mediocre que es la oferta gastronómica de la periferia serrana de la N-I parece una buena opción.
Las migas de los miercoles en El Goloso son famosas, entran en el menú que te comento,para mi son correctas y honestas,las he probado mejores en Cuenca,Albacete,Navarra ,Teruel,Huesca,Zaragoza,Guadalajara...soy muy miguero yo
Muy diferentes las versiones de las migas incluso en la propia Cuenca.
La clave para mí está en que estén jugosas, que no se atranquen en el gaznate.
Decidido, el sábado ... vendimia y migas.
Ligasalsas, para tu info: www.sierranorte.com/terrazalacanada
El sitio y la comida son lo que son, pero para una excursioncita cumplen.
yo trabaje en casa pedro como camarero estaba ilegal eso fue en diciembre de el 2005 luego tuve una luxacion en mi codo derecho y sin mas ni mas me despidieron don pedro guiñales se cometen muchos abusos en esa casa del carajo soy nicaraguense ellos saben de que hablo
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