3/12/08
Hartazgo
Cerca de Cibeles, en un comedor elegante, hay decenas de hombres y apenas un par de mujeres. El perfil está cortado a cuchilla, varones de más de cincuenta años, traje caro y corbata, se escucha un eco de fondo que habla de promociones que no se venden , de terrenos que no se han calificado, de caída en las ventas, de trapicheos. Entre becadas y perdices, regando el gaznate con riojas añejos, sujetando con desgana cubertería de plata, la clase política y financiera de este país vomita excesos y maldice su destino, son tiburones carnívoros bien conscientes de que la caza del año que viene no está en el morral todavía. En las paredes rebotan los nombres: "Sanahuja, Martinsa, Metrovacesa..."
Es el mismo día en el que se publica un dato estremecedor: tres millones de parados en España. Cada parado es un bocado doble a la seguridad social, por lo que no aporta y por lo que recibe. Las inmobiliarias amenazan con quiebras y suspensiones de pagos y a los bancos no les queda otra que comprarlas, pero no reflejan en sus cuentas sus imprudencias; bien al contrario, exhiben como pavos reales unos resultados tan extraordinarios como irreales, impúdicos. La economía real, tú y yo, no nos los creemos y les golpeamos con golpes salvajes en los mercados, ¿Con semejante gestión quién os va a creer?
Así las cosas, en un momento crítico, cuando se requiere esfuerzo y superación, disciplina y talento, el gobierno pide optimismo, ¿Por qué no poner la cara al sol y sonreir?. Mientras ya a finales de la primavera en la Gran Bretaña recordaban el discurso de Churchill durante los bombardeos a Londres en la Segunda Guerra Mundial -"no tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor"-, nuestro ministro de economía no reconocía la crisis, "no nos pongamos dramáticos", nos arengaba Don Pedro "el optimista".
Quince años después de la última crisis, se ha desmantelado nuestro tejido productivo, nuestra industria, fiándolo todo a la construcción. Durante estos últimos años, los bancos han ido convirtiendo los ahorros de treinta años de padres y abuelos, en los cimientos de media España, cuando esta grasa se ha acabado, se ha tirado de sueldos míseros, de mileurismos que necesitaban de cuarenta o cincuenta años años para pagar un préstamo de una casa en las afueras de cualquier urbe española.
En un sálvese quien pueda, las tiendas ofrecen rebajas del 50% en las prendas de ropa, los restaurantes menús económicos, todo sea por captar esa poquita liquidez, las gotas que caen de un grifo que se cerró hace ya unos meses. ¿Qué sucederá en enero? ¿Qué ocurrirá cuando cumpla el ciclo de veinticuatro meses que va desde el comienzo abrupto de la crisis, septiembre del 2008, y la seguridad social deje de pagar el desempleo? ¿Cuál será nuestro motor, cuál nuestro plan?
Los platos vuelven a medio comer, las botellas de agua con gas y el alka seltzer vuelan en las bandejas, demasiadas becadas, demasiadas perdices, demasiado vino, demasiado fácil. Hartazgo.
A España, le toca hacer régimen y quizá sea el momento en el que, esa comida que nos sobra, la llevemos a sitios como la iglesia de Santa Gema, en la Colonia de El Viso en Madrid -seguro que se os ocurren decenas de sitios-, donde unos kilos de arroz, o unas bolsas de pasta, se reparten entre gente que no tiene nada y que las recibe como el mejor de los manjares.
Cuadro que ilustra: Becadas de Manuel Sosa.
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7 comentarios:
Hoy, un hombre trabajador, bueno, ha sido asesinado. Iba a echar la partida, ¿Su pecado? No pagar un impuesto revolucionario.
Trichet baja los tipos de interés. Tarde, hace dos años hubiera sido un antiinflamatorio, ahora es sólo una aspirina.
Interesante la opción de la Guía Repsol de apostar por una guía digital. La guía vale poco, en Cuenca, en los dos restaurantes con un sol, aparece como jefe de sala Antonio Vicente -es bueno, pero no tanto-, pero la idea está ahí.
Vaya por Dios, me ha surgido un compromiso ineludible. Tengo que cancelar reservas en Arzak y Berasategui...
En fin, es sólo comida, hay cosas más importantes.
Estupenda experiencia en Piñera, Madrid. Hay tantas cosas que contar, que con un comentario no valdría. En un par de días me explayo.
Que no os mareen la cabeza con bajadas de tipos de interés raras. Lo que de verdad está pasando, es que en los estates, el empleo se destruye a velocidad de vertigo.
Para celebrar estas alegrías, qué mejor que un Hensessy X.O. Creo que voy a darme de baja del club de fans del gin tonic.
Impresionante el especial de cocina de Hola. Más de cuatrocientas recetas muy bien documentadas, la mayoría asequibles.
Uno no debería pensar que sabe cocinar mínimamente hasta ser capaz de llevar al éxito un buen número de estas recetas.
Probablemente cuando hablaba de un ocaso, hablaba de esto.
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